Solemos hablar de los músculos como los responsables de sostener el cuerpo y de sentir dolor en forma de contracturas ó rigidez pero la fascia juega un papel decisivo en la movilidad y la percepción del dolor.
Pero ¿Qué es el sistema fascial?
Se trata de una gran red tensional que conforma la arquitectura del cuerpo desde la parte más superficial en la piel hasta la más profunda en nuestras células atravesándolo todo y conectándolo.
Además de dar soporte y estructura al cuerpo es el sistema encargado de la comunicación entre los demás sistemas corporales con gran relevancia en la integración y expresión de cuerpo, mente y emociones, es la autopista de información por la que circula la percepción del dolor y del bienestar.
La fascia es un tipo de tejido conectivo, blando y moldeable, es como un gran jersey que sujeta todo y también lo conecta, ésta recubre todos los órganos, músculos, fibras, tendones, ligamentos, sistemas y aparatos de nuestro cuerpo desde el cerebro hasta los pies.
Se encarga de transmitir fuerza a otras partes del cuerpo y también del deslizamiento entre las capas internas. La elasticidad y el efecto resiliencia es su gran función .
Pero también está implicada en el latido del corazón ó la expansión de los pulmones al respirar así como el movimiento de un brazo una pierna etc.
Si la fascia se vuelve demasiado rígida es posible que bloquee los órganos a los que envuelve, afecte a la circulación o a la movilidad de la espalda También puede comprometer grupos musculares.
Al ser algo que todo lo envuelve puede afectarlo todo.
La hidratación, los estiramientos y una buena alimentación son necesarios para mantener su salud ya que el no cuidar esos aspectos de nuestra vida puede desembocar en problemas de rigidez y tirones musculares, lumbago, tortícolis, cervicalgia o dolor crónico de espalda.
Terminaciones nerviosas como los mecanorreceptores, que responden a impulsos mecánicos (incluso de muy baja intensidad) y los nociceptores (los cuales identifican una situación de peligro) están detrás de esos dolores inespecíficos, desencadenados muchas veces por la rigidez de la fascia ante la falta de ejercicio y de hidratación, posturas incorrectas, estrés, envejecimiento o por mala alimentación.
Y ¿Por qué no se escucha hablar de la fascia si es tan importante?
Pues porqué tardó demasiado tiempo en conocerse. Aunque el mismísimo Leonardo da Vinci la dibujo hace 500 años los científicos no le han dado importancia hasta hace sólo unos pocos años.
Fue en octubre de 2007 en el primer congreso sobre la fascia en Harvard que se comenzó a averiguar su relevancia para el comportamiento del cuerpo. Ese fue el punto de inflexión y a partir de ese momento se iniciaron diferentes investigaciones y multiplicaron los artículos científicos sobre este tejido conectivo.
Antes la fascia se tiraba a la basura en las clases de Anatomía se retiraba de los cadáveres embalsamados diseccionados, los profesores de Anatomía siempre decían que ‘la suciedad de la fascia’ molestaba durante las disecciones» !!!
El movimiento lento ayuda contra el dolor en el caso de que la fascia se vuelva rígida.
Una fascia rígida hace presión sobre los receptores lo que produce una disminución de la dopamina, el cerebro interpreta dicho descenso de este neurotransmisor del sistema nervioso central como una amenaza y se defiende creando un dolor.
Si tenemos dolor normalmente tenemos pocas ganas de movernos y esta inactividad favorece aun más la rigidez fascial impidiendo que esta retome su fase elástica.
La fascia responde muy bien al movimiento lento así que la solución es moverse, si no cada vez serás más vulnerable al dolor.
Resumiendo ¿Cómo y por qué encontramos problemas en la fascia?
La fascia es elástica, móvil y contiene mucha agua.
La falta de flexibilidad puede deberse a la edad, la falta de hidratación, el sedentarismo y una mala higiene postural pero también el estrés continuado y la falta de sueño alteran nuestra química interna, las hormonas y esto también tensa nuestro sistema fascial.
Mantener una alimentación incorrecta genera también un desequilibrio de básico de ácidos afectando también a la calidad y elasticidad de la fascia en la cual se acumulan sedimentos que alteran las funciones de movimiento de la misma.
Por tanto si el sistema fascial no funciona como debe todo el cuerpo se ve afectado y músculos, tendones, órganos y articulaciones que pierden la flexibilidad.
Es entonces cuando empiezan a aparecer el dolor de espalda, hombros y articulaciones.
Crear buenos hábitos de alimentación y moverse es fundamental para nuestro bienestar.